noviembre 22, 2013

Autopista

Malva Marina era la hija deficiente que Neruda no volvió a ver desde que la niña tuvo dos años. Murió en 1942 a los ocho años, y está enterrada en el cementerio de Gouda, en Holanda. Cuando en las vidas de las personas sucede algo que sobrepasa a su capacidad de asimilación, algo sobre lo que no se había pensado nunca (porque se consideraba impensable), la primera reacción es el rechazo, la huída. Yo tuve la suerte, en una situación parecida, de no poder huir. Neruda no tuvo esa suerte. Pero pienso que un día el poeta supo que amar no consiste en recibir sino, sobre todo, en dar. No hay nada en el mundo capaz de cerrar una herida como esta: la violencia de su silencio y de sus huidas creo que así lo confirman.

Joan Margarit
Una nota de su libro Cálculo de estructuras

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