diciembre 16, 2011

HE LEÍDO


Los jardines secretos de Mogador
Alberto Ruy Sánchez
Alfaguara, 2001

El autor nos lleva por el laberinto del deseo en una búsqueda que parece no tener fin. Es un camino para explorar todas las posibilidades eróticas que nos ofrece el sueño, la aventura, hasta encontrar lo buscado. No hay tregua, ni cansancio, ni aburrimiento, sólo lucha y deseo para dar un paso más y llegar. Allí está lo amado y todo el placer que eso conlleva.

En una ciudad real se crea la imaginaria, donde late lo erótico, donde está ese laberinto lleno de puertas que conducen al jardín de los deseos, a la voz del mar, al lecho, al cementerio, al viento…

El libro comienza con la imagen de una mujer, Jassiba, que pasea por las calles del mercado de Mogador, con las manos tatuadas y llenas de pétalos de flores. El hombre que la encuentra y la retiene se brinda al desafío de descifrar el mapa de sus deseos. Comienzan una relación llena de sensualidad y sexo, pero ella se cansa de las muestras de insensibilidad de su amante y le exige que salga a buscar jardines ocultos y se los muestre, sólo así volverán a hacer el amor. Pero en Mogador no hay jardines. Sin embargo, él presta atención y encuentra todos los jardines que existen fuera de las plantas. Así vamos descubriendo los relatos de esos jardines de colores, de aromas, de especias, de miradas, de cerámicas en las fuentes, de telas bordadas...que le muestra noche tras noche, llenos de erotismo, deseo y espiritualidad.

Un fragmento:

Era en Mogador la hora en que los amantes despiertan. Todavía traen los sueños enredados en las piernas, tras los ojos, en la boca, sobre las manos vacías.

De un beso a otro ellos duermen. El mar ruge hacia el sol y los despierta. Pero ellos abren los ojos muy adentro del sueño, donde se aman y se gozan y también a veces se padecen.

Era en Mogador a la hora en que todas las voces del mar, del puerto, de las calles, de las plazas, de los baños públicos, de los lechos, de los cementerios y del viento se anudan y cuentan historias.

En la Plaza Mayor de Mogador, un hombre traza un círculo imaginario con la mano extendida y se coloca en el centro. Levanta los brazos al cielo y convoca a los vientos.(…) El halaiquí hace ademanes que la gente sigue tanto con la mirada como con la respiración. Mira a cada uno a los ojos. Cambia de tono y dice:

-Hoy vengo a contarles la historia de un hombre que se transformo en... (…)
-¿Sabes en qué se convirtió ese hombre? (…)
-¿Alguien puede decírmelo?
-Se convirtió en un perro. En un pez, en un pájaro. (…)

El halaiquí deja que casi todos digan algo. Finalmente hace con las manos un gesto brusco que exige silencio. (…)

-Se convirtió en una voz. Una voz que busca ser escuchada con especial atención por la persona que ama. (…) Esta es la historia de un hombre que se convirtió en una voz para habitar el cuerpo de su amada. Para buscar en ella su paraíso, su jardín único y secreto. (…)
Esta es mi historia… y nueve veces nueve comienza.

1 comentario :

Mos dijo...

Parece interesante con esa carga de erotismo oriental. Sí,...

Un abrazo de Mos desde mi orilla.