noviembre 20, 2009



Amanecía.

Podría quedarme a vivir en esta piel,
dijiste.

Entonces,
abrí la cremallera -desde
la clavícula al pubis-,

y te diluiste en ella.


María Jesús Silva
Imagen: The Chastity de Virgiliu Narcis

3 comentarios :

SONIA FIDES dijo...

Ya te dije, querida MªJesús, que la intensidad de tus poemas había subido de manera peligrosa. Además este poema me da la razón acerca de esa necesidad que tengo como lectora de que cada cosa este en su sitio.

Un abrazo.

Luisa dijo...

Hay deseos que sería mejor no expresar en voz alta. Y ¡ay! Cómo debe doler.

Un beso.

Andrés Portillo dijo...

Un remedio perfecto para solucionar los problemas de vivienda. Me encanto, Ada, se escucha el sonido de la cremallera.
Beso