septiembre 16, 2009

JOSÉ-MIGUEL ULLÁN

José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires, Salamanca, 1944 – Madrid, 2009) fue alumno de Roland Barthes en París, donde dirigió emisiones radiofónicas. Después, en España, desempeñó el cargo de subdirector de Diario 16 y fundó las colecciones Poesía/Cátedra y Ave del Paraíso. Se puso al frente del programa televisivo Tatuaje y colaboró con el músico Luis de Pablo y con varios artistas plásticos. Publicó los poemarios El jornal (1965), Amor peninsular (1965), El humano poder (1966), Cierra los ojos y abre la boca (1970), Mortaja (1970), Maniluvios (1972), Frases (1975), De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado (1976), Alarma (1976), Soldadesca (1979), Manchas nombradas (1984), Rumor de Tánger (1985), Favorables Cancún Poema seguido de La dictadura del jaykú (1993), Visto y no visto (1993), Razón de nadie (1994), Ardicia, antología 1964-1994 (1994), Tardes de lluvia / Animales impuros (1995), Testículo del Anticristo (1995), Órganos dispersos (2000), Ni mu (2002), Con todas las letras (2004), De madrugada, entre la sombra, el viento (2007), Ondulaciones, poesía reunida 1968-2007 (2008).

Un poema en prosa:

ARDICIA

I

En la noche risueña del destierro, libre ya de la ley y del instinto, un charco de agua clara me detuvo. Mojo el dedo cordial trazando un círculo y su humedad al paladar le encasca.
Boca del lobo: donde renace el sinsabor, la palabra acecha. Acre es la música cibal del signo.
Yo le saco la lengua, alargo el paso.

II

Llora, porque toda mirada entraña error.
Mas los andrajos, horca, palio y cruz no morirán por ese llanto. Mejor, fulgir a solas y rezar en balde. ¿Como el topo? Así: dueño de la penumbra y de su asfixia.
Hablando por hablar. A ciegas. Ojo del corazón, quema el paisaje.

III

Persistente, la rosa. Esclavos somos de raíz. Rosa hedionda, zozobra y estupor de la mordaz melancolía.
A la fosa nasal llama la Historia con sus inciensos categóricos. Corre el verso al runrún del sacrificio, de mar a mar y seductor.
¡Musa servil! Sobre tu altar, un huracán de esperma.

IV

El sordo dios: la carcajada inmóvil.
Murmullo de otra luz será tu fe. Aléjate de la expresión forzada o del silencio amilanado. Oye tan sólo la armonía neutra de lo indeciso e indomable. Deja abierta la puerta más sumisa.
Esa ignorancia zumbará en tu oreja. Fraternalmente.

V

Si la mano va y pierde la cabeza y, en un doble ademán de supresión, rompe la flecha y borra el blanco, ciérrase luego sobre el gran reloj, sangra y se ofrece al vilipendio abyecto, nada esperes que iguale esta pasión, Teoría.
A todo lo demás diles que bueno.

JOSÉ-MIGUEL ULLÁN
Poema incluido en el libro Ardicia. Edición de Miguel Casado (Cátedra; Madrid, 1994).
Imagen: elpais.com

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