agosto 01, 2009

ANA GORRÍA


CRISTALES

Oscurece. El cielo está temblando
en sus añicos como una barca.

Carne y silencio. La roca en el pantano.
La mano que se aleja.

Temblando, las estrellas acarician el suelo
con su lengua de sábana o asfixia.

La fiebre es el incendio que naufraga
debajo de las puertas.

ANA GORRÍA
Foto: Francesca Woodman

4 comentarios :

Hasier Larretxea dijo...

La poesia de Ana es como una apisonadora. Gracias a las dos por estos espacios, nexos, brazos.

camaradeniebla dijo...

Hasier se ha chivado, Me hace muy feliz que me traigas aquí de la mano de Woodman, de la que soy absolutamente "fan".
Un besote.

María Jesús Siva dijo...

Gracias a vosotros dos por ser, por querer compartir viaje y reposar en mi isla.
Voy tras la ola que me acerca, muy cerca de vuestras olas.
Besos

El Saltador. dijo...

Extraordinario poema, acariciar el límite en lo inmediato. Ana, grande entre los poetas, como tu elección ADA.
A.J.